En las ciudades son muchas las fuentes productoras de contaminación auditiva, siendo una de las más importantes el transporte motorizado, principalmente los automóviles, las motocicletas, el tránsito ferroviario y el aéreo.
Otras fuentes incluyen las construcciones, las obras públicas, el ruido industrial y el ruido propio de los vecindarios (ruido comunitario).
El ruido, factor poco tratado en relación con las ciudades, se convierte en un elemento central cuando analizamos su importancia en el cuidado ambiental, la calidad de vida, la salud y el bienestar de los habitantes citadinos.
La dependencia del uso del automóvil ha generado destacados efectos en la relación ciudad-ambiente, entre ellos cabe resaltar el alto número de accidentes viales, el tiempo invertido en el congestionamiento vehicular y el costo económico de su uso, entre otros. Sin embargo, la consecuencia más significativa ha sido la contaminación del aire por la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y la presencia de esmog. Aunado a ello, resaltan los altos niveles de ruido generados en los ambientes urbanos.
El ruido ambiental es uno de los principales elementos de contaminación en las ciudades modernas. De acuerdo con el Instituto del Ruido de Londres, los vehículos, con sus mecanismos, motores y el roce de los neumáticos con el pavimento, son los máximos responsables del ruido total en las grandes urbes.
El diseño, remodelación y construcción de corredores peatonales conforman una estrategia para mitigar el daño ambiental y fortalecer la visión sustentable de la urbe. Pero también señalan el creciente interés público por integrar propuestas de un modelo de ciudad caminable, y con ello la posible disminución de la contaminación auditiva y la recuperación de espacios públicos. Varios estudios han comprobado que existe una relación entre el fomento de corredores peatonales y la disminución del ruido. Se pretende desestimular el uso del automóvil e inducir la movilidad a pie o en bicicleta.
El ruido proveniente del transporte vehicular constituye la principal fuente emisora de este contaminante en las ciudades, producto de la necesidad de movilización diaria de millones de personas a la escuela o al trabajo, además de los requerimientos de transporte para soporte del sistema industrial, comercial, de servicios y administrativo. Mientras una conversación normal transcurre aproximadamente a 55 decibeles (dBA) (Gandía, 2003), el ruido vehicular de muchas ciudades del mundo alcanza entre 80 y 90 dBA.
En Chile, la Red de Monitoreo de Ruido Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente tiene como objetivo dimensionar los niveles de ruido ambiental que se generan en la ciudad y, en base a esta información, generar y evaluar políticas públicas que mejoren la calidad de vida de las personas.
Este proyecto que inicia el año 2018, con la instalación de 7 estaciones de monitoreo de ruido continuo en siete puntos estratégicos del Gran Santiago.
Actualmente, la Red de Monitoreo de Ruido Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente está compuesta por 14 estaciones de monitoreo. 10 estaciones en el Gran Santiago, 1 estación en Valparaíso, 1 estación en Viña del Mar y 2 estaciones en Concepción.
El Ministerio de Medio Ambiente realizó un análisis en el que detectó los puntos más ruidosos de Santiago, entre los que destacaron 14 lugares que registraron niveles peligrosos, de los cuales tres son parques.
Se trata del Parque Forestal, entre Pío Nono e Independencia; Parque O'Higgins, en el sector de Blanco Encalada; y Parque de los Reyes, a la altura de General Bulnes y a la altura de Autopista Central.
El análisis, cuyos datos fueron recogidos por la Universidad Austral, utilizó los parámetros de la OCDE que establece como "inaceptable" un ruido superior a 65 decibeles en el día y 55 en la noche. Sobre los 75 ya es calificado como "peligroso", situación en la que se encuentran las mencionadas áreas verdes.
El estudio reveló además que el 53 por ciento de la comuna de Santiago tiene un nivel de ruido inaceptable según los parámetros de la OCDE.
Desde julio 2019 comenzó a regir en todo Chile la Norma de Emisión de Ruido para Vehículos Livianos, Medianos y Motocicletas, que establece los niveles máximos de ruido que pueden emitir los vehículos nuevos que ingresan a Chile para ser comercializados. Es decir, ningún vehículo liviano, mediano o motocicleta que no cumpla con los niveles máximos de emisión de ruido podrá ser comercializado en Chile.
Esta normativa se controla en el Centro de Control y Certificación Vehicular (3CV) del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, quienes a través del proceso de homologación verifican y acreditan el cumplimiento de cada vehículo nuevo, ya sea de carga, comercial o de pasajeros.
La implementación de esta norma es un importante avance para mejorar la calidad de vida de las personas. El 70% del ruido ambiental en las ciudades es producido por el tránsito vehicular. Esta norma nos permite ser más eficientes para reducir la contaminación acústica, y se espera que esta norma, sumado al gran salto hacia la electromovilidad que esta dando el país, nos permitan reducir en forma importante los niveles de ruido ambiental en nuestras ciudades.
En Chile, se comercializan aproximadamente 400 mil vehículos al año y se evidencia un incremento significativo en la venta de motos en los próximos años, cifra que llegó a 50 mil unidades durante 2018.
Niveles de ruido que establece la norma para vehículos livianos y medianos y motocicletas:
Nivel máximo de ruido en aceleración (en decibeles DB) para Vehículo liviano y de carga y Motocicleta es desde 75 a 80 decibeles (DB) máximo.
Otras regulaciones de la Ley del Transito establecen:
¿Qué provoca el ruido en las motocicletas?
Las motos, sobre todo aquellas con más cilindrada, suelen ser muy ruidosas y son muy molestas cuando pasan por una calle a una velocidad alta.
Este sonido tan desagradable se produce por el tubo de escape del vehículo. Cuando este está en mal estado provoca que se emitan más decibelios de los aconsejados, algo que puede ser motivo de multa.
El exceso de ruido puede ser sancionado por las autoridades. A la hora de conducir un vehículo a motor, los límites establecidos, no deberán superar los 80 decibeles.
Para poder llevar a cabo la medición, es necesario que los agentes dispongan de un sonómetro homologado para obtener resultados fiables.
El Ministerio del Medio Ambiente instaló en algunas de sus principales arterias sonómetros que miden los niveles de presión sonora que genera principalmente el transporte urbano. Esto, con el fin de elaborar un mapa de ruido que diagnostique cuál es la realidad de la conurbación en materia de contaminación acústica.
Los mapas de ruido son representaciones gráficas o visuales del comportamiento acústico de un área geográfica determinada, y habitualmente los niveles de ruido son representados de un modo similar a las curvas topográficas en un mapa.
Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido
El Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido (International Noise Awareness Day, INAD) se celebra el último miércoles del mes de abril de cada año. Fue instaurado por The Center for Hearing and Communication con sede en Nueva York, Estados Unidos
Este día se conmemora a nivel internacional y en Chile el Ministerio del Medio Ambiente lo celebra desde 2006. Está orientado a promover la comprensión y el reconocimiento del ruido como un problema ambiental, apuntando a que las personas tomen conciencia sobre los impactos que el ruido tiene en la salud y en la calidad de vida de cada uno, a fin de animarlos a realizar acciones para prevenir o abordar el ruido en los lugares donde trabajan, viven y estudian.
Día Mundial de la descontaminación acústica
El ruido es más dañino de lo que parece; genera problemas fisiológicos, psicológicos y sociológicos. Según la Organización Mundial de la Salud, sigue siendo una amenaza grave para la salud humana, en tanto genera estrés, perturba el sueño e incluso causa enfermedades cardiovasculares.
La sensación auditiva desarticulada y molesta conocida como ruido es, en términos ambientales, contaminación acústica. Se trata de sonidos indeseables, ajenos a nuestro interés, que causan molestia, son nocivos, desagradables y, por lo tanto, contaminan nuestro ambiente, aun cuando no son acumulables ni se trasladan.
El ruido cala más hondo que las simples molestias evidentes al soportarlo. Su invisible presencia tiene efectos fisiológicos, psíquicos y sociológicos, y es un problema tan común que se fijó el 12 de junio como Día Mundial de la Descontaminación Acústica, fecha que asume la OMS.