Descripción

Desde la segunda mitad del siglo XIX comienza la preocupación nacional por el desarrollo educativo de la mujer, iniciándose los primeros intentos sociales en la materia. La incorporación de la mujer a la educación se lleva a cabo en 1860 cuando se determina la igualdad de condiciones para ambos sexos en la educación y a contar de 1877, por decisión legislativa, la mujer puede acceder a los estudios universitarios.

Para estructurar planes, programas y métodos educativos se utilizaron como referencia las avanzadas tendencias universales de la época en el ámbito de la educación, lo que se reflejó en la contratación de especialistas alemanes para dirigir los nuevos establecimientos y enseñar a los futuros profesores.

En 1893 el Ministro de Instrucción Pública Máximo del Campo designa a la educadora alemana Juana Gremier Lorenz en calidad de visitadora de los liceos en Chile y debido a su experiencia como directora de dos liceos de niñas en Alemania, se le encarga la elaboración de un proyecto de programas para un liceo fiscal de señoritas. Así se crea en 1894 el Instituto de Señoritas de Santiago

En 1913 Juana Gremier, siendo su directora, establece un primer Plan de Estudios, similar al curriculum de los liceos de hombres. De este modo las alumnas pueden prepararse para rendir el Bachillerato y optar a la enseñanza universitaria.

En 1927 un incendio destruye gran parte del edificio en el que funcionaba el liceo. Esto motivó que la directora,Laura Dinator y los padres y apoderados adquirieran la casa perteneciente al General Manuel Bulnes en calle Compañía 1412, ubicación actual del establecimiento.

La colección de bienes muebles declarada Monumento Histórico es un testimonio material del rol del Liceo n°1 de niñas Javiera Carrera en la educación y en la vida nacional.

Durante su más de un siglo de existencia, la institución ha logrado reunir una importante cantidad de bienes y materiales de gran valor patrimonial. Colecciones de libros, óleos, muebles, cristalería y otros documentos, son parte de los vestigios de la historia del liceo, que además dan cuenta de la historia educacional del país.

La protección de estos bienes mediante su declaración como Monumento Nacional, fue gracias al Programa de Patrimonio Educativo, impulsado por el Ministerio de Educación, el Consejo de Monumentos Nacionales y UNESCO.